El progreso y desarrollo de una sociedad está indisolublemente ligado al avance del que hacer científico, tecnológico y de innovación de un país. Por ello es imprescindible que este que hacer no se politice, uniforme, coarte, ni limite. Muy al contrario por las características de sus bienes y servicios soportados en el conocimiento y su gestión, demandan la conformación de una masa crítica capaz de sistematizar, documentar, investigar, cuestionar, proponer, generar, instrumentar y masificar conocimiento, aplicaciones y soluciones que agreguen valor bajo un criterio básico de autonomía e independencia de criterio ajenos a vaivenes políticos, económicos, religiosos o dogmaticos, que en ocasiones intentan alcanzarle y enajenarle en dinámicas que no le son, ni deben resultarle jamás como propias.
El desarrollo de las actividades de ciencia, tecnología e innovación comprende múltiples aristas y dinámicas que van desde los procesos de investigación científica o tecnológica, pero que no se restringen a la acción de investigar, es decir de indagar, documentar, probar, contrastar, experimentar o desarrollar teorías, modelos, metodologías, hechos, prototipos, taxonomías y un extenso y valioso etc.
Las labores de ciencia, tecnología e innovación presentan un mayor alcance, comprenden también actividades de gestión y desarrollo tecnológico, formación, divulgación, incubación de empresas de base tecnológica, emprendimiento e innovación, sea está científica, tecnológica, organizacional o social; así como las actividades de transferencia y apropiación de tecnologías y conocimientos, vinculaciones técnicas externas, fomento de capacidades de CTI como la conformación de centros de I+D, unidades interfaz, spin-off, en el caso de las dos últimas casi inexistentes o inoperantes en el país donde los esquemas tradicionales lo han restringido a los parques tecnológicos que a pesar de estar articuladas al campus o espacios académicos por excelencia presentan importantes limitaciones.
Como puede verse las actividades de CTI son más extensas que la investigación sea esta científica, tecnológica o social. Por ello preocupa que las orientaciones en torno a los usos de los recursos provenientes de la obligación derivada de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) a dos meses de la reforma, parecen solo resumirse a la investigación (actividad que por demás resulta en mi criterio apasionada y valiosísima para el desarrollo de un país), corriendo el riesgo de reducirse la LOCTI a una Ley de Investigación que entre otras cosas plantea la centralización de los recursos por el Estado; razón por la que surge la necesidad de recordar que la ley no es de investigación, sino de las actividades de ciencia, tecnología e innovación (CTI) que son más amplias y diversas que la sola labor de investigación per se.
Por otra parte las labores de CTI no tienen como único “locus” a la academia, que lógicamente tiene un peso específico, pero no el único. Las empresas, fundaciones, asociaciones civiles, centros de desarrollo tecnológico, Ong´s, tecnólogos, incluso profesionales independientes, consultores y estudiantes de post-grado, etc, además de las universidades, forman parte de esa masa crítica que conforma el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que sabemos resulta insuficiente para los desafíos y retos que el desarrollo país entrañan.
Las actividades de CTI requiere la confluencia de diversidad de actores y no responder a un modelo que se replantea la configuración del complejo y dinámico ciclo de CTI a una relación Estado – Universidad - Sociedad, donde la Empresa no interviene como “locus” de este ciclo sino como financista.
Por otra parte, que se minimice la existencia de empresas evasoras o que lamentablemente desvían la obligación LOCTI a otros fines distintos a procesos de vinculación con las universidades y centros de I+D, o a procesos de aprendizaje, gestión tecnológica y de innovación depende por una parte de la adecuada comprensión y compromiso empresarial con la CTI local, pero por otra parte depende y mucho de una adecuada gestión de fiscalización, esa misma que ha impedido a la fecha actual conocer ¿cuántas unidades de I+D empresariales, además de las académicas se conformaron, reactivaron o potenciaron entre los años 2005 -2010, producto de la LOCTI 2005?, o ¿cuántas y en qué áreas se incrementaron las vinculaciones técnicas externas de las universidades con el sector productivo?, o ¿cuántos cursos de postgrado, diplomados, o programas de actualización profesional incrementaron su matrícula producto de la inversión LOCTI?, ¿cuántos cursos técnicos incrementaron su demanda por ello, cuántos divisas se ahorro el país producto de las actividades de ingeniería, diseño y desarrollo tecnológico de componentes, equipos, partes y piezas local?, pese al incremento general de importaciones promovidas por el propio Estado en rubros alimenticios, agrícolas, manufactureros, etc por la incoherencia de políticas públicas soportadas en procesos de expropiación y desmantelamiento de capacidades, ajenas al espíritu y fines de la LOCTI.
O por el otro lado, ¿cuántas publicaciones se generaron con los aportes recibidos por las universidades en estos 5 años de la LOCTI 2005?, ¿cuántas investigaciones y en qué áreas contribuyeron con el desarrollo país?.
O por el otro lado, ¿cuántas publicaciones se generaron con los aportes recibidos por las universidades en estos 5 años de la LOCTI 2005?, ¿cuántas investigaciones y en qué áreas contribuyeron con el desarrollo país?.
En ninguno de los casos encontramos respuestas certeras, porque el regulador en el tema lastimosamente no ha cumplido su rol y para hacerlo requiere una vez más reestructurarse y concentrar los recursos, criterios de funcionamiento y evaluación, además de la aprobación de a quien le otorga y a quien no, así como los tiempos en que implementará con absoluta discrecionalidad tales procedimientos, además de la rendición de cuentas hasta ahora inexistente, a pesar de contar con gente valiosa y con capacidad de proponer e implementar propuestas sensatas, pero que tienen en muchos casos marginada, saturada, subutilizada y desmotivada.