La conformación de un entramado productivo como el reducido parque industrial venezolano nos ha llevado más de medio siglo como país. Si bien se apuntaló bajo un modelo de desarrollo con importantes debilidades, al soportarse en un patrón de especialización basado en la explotación y exportación de recursos naturales, fundamentalmente del petróleo, con un sector enclave intensivo en capital, en una economía de servicios a su vez intensiva en mano de obra de baja calificación, se logro conformar con sus lógicas limitaciones un tejido productivo nacional que ha logrado acumular un valioso aprendizaje tecnológico y organizacional y conformar una capacidad institucional a nivel gerencial, tecnológico, de gestión de la información, mercadeo y del manejo de su relación cliente – proveedor que constituyen hoy día nuestro principal acervo industrial.
En particular las empresas de ingeniería y consultoría, construcción, servicio a pozos, metalmecánicas, metalúrgicas y manufactureras conexas a la actividad petrolera, petroquímica y gasífera, aguas arriba (proveedoras de bienes o servicios) como aguas abajo (transformadoras de materias primas en productos finales de mayor valor agregado) representan los sectores más desarrollados de nuestra industria de procesos y servicios, por la mismas exigencias que promovía la PDVSA otrora a su cadena de valor, desde sus proveedores hasta sus clientes a nivel de implementación de normas ISO y certificados internacionales, sistemas de aseguramiento y normalización de la calidad en sus procesos productivos y en la ejecución de obras de envergadura, que contribuyeron con el desarrollo de proveedores a nivel nacional y en menor medida en la conformación de cadenas productivas aguas abajo.
Esta incipiente pero valiosa capacidad empresarial, cincuenta años después, más doce años de “un proceso que pregona preceptos socialistas”, mantiene su condición esencialmente mono exportadora, dependiente del petróleo y de los vaivenes de sus precios. Con el agravante demoledor en esta última década que pregona por todas las vías imaginables objetivos que buscan favorecer una economía diversificada, endógena, soberana e independiente, que no solo no han sido alcanzados, sino que realmente no son, ni han sido sus objetivos directos o indirectos. Muy al contrario sus propósitos más diáfanos son profundizar la dependencia económica, productiva, alimentaria, en materia de salud y ahora constructiva a capacidades foráneas o exógenas. Fortaleciendo así el entramado productivo y capacidades empresariales externas de otros países - llamados en esta década aliados" en detrimento de las capacidades locales.
Es así como asistimos en Venezuela a un dramático desmantelamiento de esas capacidades que muchos años ha costado conformar, el cual se profundiza peligrosamente en el año 2007, con el inicio de la política de estatizaciones y expropiaciones que ya suman más de 200 empresas afectadas principalmente en materia de energía, agroindustrial, telecomunicaciones, siderurgia, banca, alimentos y ahora constructoras. El cual se ha orientado en estos sectores por considerarlos estratégicos para la economía nacional y con el supuesto propósito de alcanzar “soberanía e independencia productiva, alimentaria, energética, financiera o constructiva, bajo un esquema de producción socialistas”; alcanzándose todo lo contrario a dichos supuestos objetivos. Las consecuencias de este proceso de expropiación sistemático, junto a controles de precio y fuertes presiones tributarias ha sido una mayor dependencia de las importaciones y una creciente desinversión de las actividades productivas en el país, aunado a una concentración de capitales por un estado ineficiente y sobredimensionado que gerencia con criterios políticos, populistas, sectarios y hegemónicos.
Prueba de ello, lo constituyen la situación que experimentamos en rubros en los que la producción nacional era autosuficiente como el café, el arroz, y el maíz blanco, este año han tenido que ser importados para abastecer la demanda local, ya que la producción ha disminuido considerablemente, debido a la regulaciones de precios, la conflictividad laboral promovida en muchos casos por entes públicos que deben mediar para su solución, entre otros factores que ha estimulado la desinversión en el sector al impedir que dichos rubros resulten rentables.
En el caso del azúcar si bien la producción nacional históricamente no abastece la demanda local, las importaciones aumentaron desproporcionalmente 152 % en el primer semestre de este año, según cifras del INE, al importar 223.629 toneladas en comparación con las 88.770 toneladas del primer semestre del año 2009 y las estimaciones del sector para atender la demanda son importar 600.000 mil toneladas por la pronunciada caída de la producción. Similar situación ocurre con el maíz blanco, con el arroz, caraotas, o bien con la leche, quesos y pollo, carne, e incluso el cacao y sus preparaciones que recién han sido consideradas estratégicas para el país, y del cual ya somos exportadores, no obstante las importación del rubro son superiores a la producción y a las exprotaciones.*
Situación que es análoga en otros sectores como la manufacturera, que se viene agravando por la entrada de productos terminados provenientes de China, afectando principalmente a la industria local del calzado, confección, juguetes y un largo etc. O bien el sector metalúrgico que está trabajando al 40% de su capacidad instalada, por el desabastecimiento de insumos provenientes de SIDOR que ha reducido significativamente su producción una vez fue estatizada, lo que aunado a la contracción que ha experimentado este año la actividad de la construcción y la paralización de algunos proyectos en la industria petrolera, se ha reducido la demanda de estructuras metálicas, tuberías y perfiles, tanques, alambres, recipientes, vigas soldadas, que requieren constructoras y empresas del área de los hidrocarburos.
Por otra parte, Venezuela fue el país con la mayor caída en sus exportaciones (39%), a los restantes países de la región el año pasado; el comercio de Venezuela con la Comunidad Andina cayó 38% en 2009, con Mercosur la disminución fue de 15,9%, con México 36% y con Chile 28,3%. **
Mientras, las inversiones mil millonarias escasamente planificadas que se destinan en compra de alimentos y demás rubros que podemos abastecer localmente, constituyen recursos que dejan de ser inyectados en áreas que requieren urgente atención en el país, como la seguridad, presupuesto de universidades autónomas para su adecuado funcionamiento, infraestructura vial, dotación de hospitales y viviendas en el país, acciones que si son absoluta responsabilidad del Estado, no así la producción de bienes. Sin embargo, direccionar este inmenso caudal de recursos en dólares a la importación de bienes y productos, resulta más rentable para funcionarios que manejan recursos públicos de forma discrecional y sin mecanismos de rendición de cuentas, en lugar de destinarlos a promover el desarrollo productivo nacional, que en definitiva se mueve en bolívares cada vez más débiles.
* Anuario Estadístico, Instituto Nacional de Estadísticas (INE)
** Informe de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) 2008-2009
3 comentarios:
Leer este artículo de la Socióloga Señora YAJAIRA ANASAGASTI, es para al menos, ser testigo presencial cómo una doctrina política es capaz de destruir los cimientos de un país entero valiéndose de una retórica añeja y paradigmas que ya se han comprobado su ineficiencia en el ámbito político, social, económico y cultural de las naciones.
Conforme a la experiencia en el mundo moderno, el caldo de cultivo del marxismo es la pobreza y la extrema pobreza, que sufren algunos pueblos y de ella se valen para sus propósitos políticos y sociales prometiendo cambios que saben que no son posibles, como ha quedado debidamente demostrado en las sociedades que han vivido esa experiencia política como por ejemplo países de Europa del Este. Para mantenerse vigentes, deben mantener a toda costa ese estado de pobreza y para ello se valen de la destrucción sistemática de los cimientos del aparato productivo de un país, como es el caso de Cuba y ahora de Venezuela.
Para los marxistas es importante la mantención de un Estado Represivo, con sólida fuerza militar y por ello, la industria de la salud, agropecuaria, servicios,etc., no está en sus prioridades y un ejemplo de ello es que en la ex URSS y hasta el día de hoy, siendo un país inmensamente grande en extensión, debía abastecerse de granos desde Argentina en vez de producirlos ellos, que pudieron haberlo hecho sin mayores problemas si hubieren dado énfasis a la industria de ese sector.
Largo sería enumerar las otras falencias debidamente comprobadas, pero lo relevante es que lo que está sucediendo en Venezuela, no es algo nuevo. Es la dirección por dónde se mueven los Estados Totalitarios Marxistas, para controlar por el hambre a su población y eso es lo trágico de esta experiencia Bolivariana en esa parte del Continente Sudamericano y que ya se extiende con relativo éxito hacia Ecuador, Bolivia, Brasil e incluso Argentina.
Desde Chile, Fernando Rodríguez Guzmán, @FRodriguezG
Coincido con Fernando, y además aprovecho para reconocer el trabajo detallado en investigación y recopilación de data que nos ofrece Yajaira, en un país en el que la rendición de cuentas, le entrega de informes, la publicación de datos e indicadores oficiales serios es escasa, por no decir nula.
Este artículo es muy valioso por esa razón, entre muchas otras.
Catalina Ramos @caramos61
Yaja, está completo y agudo tu análisis, creo que es necesario incorporar alguna idea sobre los antecedentes de este devastador panorama actual y de los nuevos conceptos de "empresa" y "empresario" que rondan la mente de los marxistas criollos, ya que si bien la 5ta. Republica ha hecho su notable esfuerzo en poner este caldo bien agrio, ya la sopa venía amarga desde los años setenta o quizás desde antes. La visión Cepalista de sustituir importaciones a toda costa y de crear empresarios con la visión de la “fabrica“ pues a mi entender, sentó las bases para la construcción del entramado del cual hablas. Decir que este enfoque fue positivo o negativo, creo que es una larga tarea para los economistas, pero es allí de donde partimos, para bien o para mal. Este entramado de empresas pequeñas y medianas amarradas a la cadena petrolera o a otros sectores productivos -esencialmente explotadores de materia prima – sentó las bases de la empresa y del empresario venezolano actual. Lo importante de esta experiencia es que por lo menos existía y eran “valorados“ los conceptos de EMPRESARIO y de EMPRESA, aunque en lo personal y si revisas sus perfiles pues encontrarías a un montón de inmigrantes italianos, españoles y portugueses, y entre ellos algunos criollos desajustados que aparecieron en escena como producto de la inmigración del talento emprendedor venido a nuestro país durante las postguerras. En la 5ta. Republica el empresario suele ser visto como un factor de OPOSICION al régimen, es un maldito OLIGARCA explotador de las mayorías, es un CAPITALISTA mansalvo que busca su beneficio personal y se vale de cualquier artimaña para robarle dinero al pueblo, o mejor para tomar una rebana mayor de la torta petrolera que a todos los venezolanos nos corresponde por derecho. Mientras exista esta visión negativa del empresario en la mente colectiva y además se predique constantemente este evangelio en los medios masivos del Estado, y que además se intente vender ingenuamente la figura del empresario "PETER-PAN", del “BUENO” que COMPARTE y REPARTE a todos por igual y que atiende las necesidades de los más desvalidos y desposeídos, pues estas cadenas y entramados del cual hablas tenderán a desbaratarse, ya que la base del emprendimiento tal como lo entiende el resto del mundo tenderán a desboronarse. En lugar de tener empresas y empresarios, pues tendremos pseudo-empresas que funcionan más como “centros de acción social” y psudo-empresarios cuya visión sea repartir la riqueza existente en lugar de crearla.
Besos
Abraham
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