En un mundo tan dinámico y cambiante, donde un mismo hecho revierte múltiples interpretaciones, miradas y visiones, soportadas casi siempre en el "background" y los sentimientos que nos acompañan, yo aquí plasmo las mías entre líneas, entendiendo que pudieran encontrar un sentido más allá del propio. En todo caso no es otra cosa que una mirada más... entre líneas.


miércoles, 8 de diciembre de 2010

La reforma a la LOCTI: un desmantelamiento de sinergias entre los actores del SNCTI

La Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación (LOCTI) y su Reglamento parcial vigentes a la presente fecha, a pesar de contar con ciertas debilidades, expresadas en algunas ambigüedades, generalidades y hasta algunos conceptos imprecisos plasmados en sus literales en sus cinco años de instrumentación, constituyen instrumentos de política pública que han promovido procesos de generación de conocimiento por parte de las universidades más cercano a su aplicación por el sector producto al estar en muchos casos  coordinados entre ambos, siempre bajo el ojo del ente regulador.

La LOCTI  ha promovido que las empresas se acerquen de forma sostenida a las universidades y centros de I&D en busca de programas de formación y de investigaciones cada vez más customizadas a requerimientos puntuales, y de oportunidades de aplicación de resultados a la solución de problemas, o de masificar algún prototipo escala laboratorio impactando la productividad en una empresa química, metalmecánica, o de cualquier otro sector y segmento productivo, contribuyendo al apalancamiento de capacidades o a la creación de estas en conjunto.

Igualmente la LOCTI ha favorecido, el desarrollo de capacidades de innovación en las empresas mediante proyectos propios donde la vinculación con terceros actores, ha posibilitado el desarrollo tecnológico, la sustitución de insumos importados por una capacidad fabril local apalancada en la I+D, o bien de procesos de adecuación, optimización y mejora  tecnológica sobre la base de la gestión del conocimiento, o bien la actualización profesional del personal, contribuyendo al incremento de la productividad y competitividad empresarial y con ello al de las universidades y centros de I&D.

Incluso ha estimulando  la inversión por parte de las empresas en programas comunitarios de entrenamiento en oficios técnicos, o en la creación de capacidades de ciencia y tecnología en liceos y fundaciones a través de programas de intervención en materia social y ambiental. Así  como en la creación de centros de investigación, postgrados, financiamiento de becas, publicaciones, foros, premios, eventos de divulgación y transferencia de conocimiento sobre una amplia gama de tópicos.

Esta novedosa Ley ha favorecido la consolidación de relaciones y sinergias a partir de la confianza en este entramado de actores, que constituyen el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación,  a pesar de la ausencia e inoperancia de algunos eslabones de la cadena de valor.

No obstante, a pesar de este balance favorable desde todo punto de vista, en medio de un país bastante convulsionado, donde innovar es algo más que un reto, vuelve al tapete la discusión maniquea y politizada que limitará el trabajo conjunto y coordinado entre los actores de este sistema por la disputa de los recursos, en un escenario donde el Estado hace lo imposible para que sean destinados sólo al sistema público de ciencia, tecnología e innovación en un cheque en blanco, donde desconoce al resto de los actores distintos a los organismos adscritos al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias, olvidando además en muchos casos de la rendición de cuentas a los aportantes de tales recursos. 

En el medio de este escenario la reforma a la LOCTI iniciada en el año 2009, parada y retomada en noviembre de este año crea nuevamente la incertidumbre sobre el marco legal que se supone debe estimular la ciencia, la tecnología y la innovación en este país, mediante el trabajo conjunto de los actores del SNCTI.

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